Ayer no creía ni media palabra de todas las cosas que hablaban de vos. Ayer, te lo juro, tan sólo pensaba que todos querían matar nuestro amor. Y más me decían... ¡Yo más te adoraba! Y más me aferraba con mi corazón a ese cariño que ayer me cegaba, porque eras mi vida, porque eras mi Dios. Y vos, cada vez que me besabas, cada vez que me abrazabas... ¿No te ahogaba el corazón? Y vos, me pregunto todavía, si al mentirme no sentías ni siquiera compasión. Si en la vida hay un castigo, lo que has hecho ayer conmigo, lo tendrán que hacer con vos. Pensar por tu culpa que odié a todo el mundo, que hiciste en mi pecho nacer un rencor, un odio terrible, tan grande y profundo... ¡Tan grande y profundo, como fue mi amor!