¿Cómo le digo que lo quiero? No, no quiero lastimarlo, no quiero confundirlo con mi confusión. Tragarme los celos, tragarme los abrazos, tragarme los "te extraño". Bah, "extrañarlo", lo tengo siempre a mi lado, no sé qué extraño.
A ver corazón, pongamos las cartas sobre la mesa. Él es completamente diferente, tiene todo lo que busqué durante casi 18 años de mi vida, me dice cosas que NADIE me va a decir jamás, tiene ese don de hacerme reir cada dos minutos, ese don de traerme la felicidad por más que me este muriendo por dentro. Es más que un amigo, es casi un hermano, pero ¿por qué estos celos?. Se suponía que no sentías nada por él corazón. ¿Por qué te aceleras cada vez que lo ves, que sentís su perfume, cada vez que te hace sumergir en los sueños al cerrar los ojos (yo me entiendo)? ¿Por qué?
Tengo en claro lo malo y lo bueno, y así como amo esas actitudes, odio profundamente otras, y algunas no logro descifrar qué me hacen sentir. Las amo, las odio. ¡Decidite! Ya entiendo por qué te dicen que sos complicada Agostina.
NO quiero lastimarlo, pero sé perfectamente que si hago salir estas palabras de mi boca, lo confundo, lo hiero. Tal vez es la falta de alguien, la falta de cariño, la que me hace tener espejismos al corazón. Me falta alguien a quien amar, a quien besar. Pero no, a él no, basta de lastimarlo. Lo quiero demasiado, y justamente por esa razón, me voy a tragar mis "sentimientos".
Agostina Santillán.