Conoces de mí lo ya perdido, la paciencia
infinita que tenía se secó en un hombre que se siente único y amado. No te he sido
fiel, ¿te duele que te lo diga?. Sí, aunque te
amaba más que a mi vida misma, aprendí a querer en otras bocas y a saborear el
vino amargo de un amor de compañía, ¿que te
extraña? tú también lo hacías. ¿Acaso crees que voy a creerte, que por lo
menos en tu lejanía me pensaste? ¡Ay! hombre que necio eres al ponerte de
rodillas ante alguna que algún día abandonaste.