Nos fallaron dos palabras y sabernos perdonar. Que fácil era haber dicho “lo siento”, pero nos sobraba orgullo y nos faltaba humildad. Y cuesta tanto esfuerzo ser el primero en hablar que cuando uno se atreve es tarde ya. Hoy daría media vida por volverte a ver y recuperar el tiempo que se me escapó, y decir “lo siento” una y otra vez. No me sirve la razón si tu no estás. Hoy daría cualquier cosa por volverte a ver, y aprendí a no quererte tanto y a querer mejor.