Un día decidí dejar la fantasía, y comencé a mirar la realidad. Miré a la gente con los ojos con los que las tenía que mirar. Ahí descubrí que las personas no son lo que aparentan, que la falsedad se esconde tras sonrisas relucientes, tras máscaras perfectas. Supuse que un golpe de realidad no me iba a dañar, que tonta fue mi inocencia.
Miles de veces eché la culpa a las personas por lastimarme, de romperme las ilusiones, las esperanzas y mis estereotipos de amistad y amor. Pero nunca miré más allá de eso... o más acá. Un día me miré a mi, y me dí cuenta que el error no eran los demás, si no, el error era yo. Mi propio error. Fue mi estúpida esperanza de pensar que nadie me iba a dañar; fue mi estúpida esperanza de que me vuelva todo lo que di. Dí, dí y volví a dar miles de veces, esperando que la otra persona diera lo mismo o más para mi, pero nunca pasó, jamás me volvió lo que estaba dando. Por eso hoy en día decido no volver a dar tanto como lo hice. No hace mal mirar a las personas con ojos de realidad, por que así deberíamos verlas... Si no que hace mal creer en tantas personas, confiar demasiado. Si no le das importancia a nadie, vivís mejor, sin preocupaciones, y con un corazón entero. En un solo año abrí los ojos, dejé la vida soñada sin mentiras, a pesar de que me mentía a mi misma. En un solo año pude cambiar mi mente, dejar atrás a todos los que me hacían mal. Decidí vivir por mi, decidí decidir por mi, decidí soñar por mi, decidí preocuparme por mi, decidí quererme a mi. Hoy no veo razón para cambiar mi ser y mi mente, no veo razón de volver a una vida de mentiras. Hoy decido mirar adelante, tomar mi camino con mis sueños y metas, seguir con las personas que me hacen bien y que amo. Hoy decidí amar y que me amen. Hoy decidí ser yo más que nunca, con una fuerza indestructible.
Y sí, alguna que otra persona sigue en mi camino, pero bueno, esa... es otra historia.
Agos Santillán.