Por más que piense, piense y piense, no encuentro razón para arrepentirme de lo que elegí en mi vida. No me arrepiento de cambiar salidas, por shows; ropa fina y de moda, por vestuario; horas de diversión, por ensayos. No me arrepiento de viajar dos horas ida, y dos horas de vuelta para estudiar esta carrera hermosa. No me arrepiento de cada dolor en el cuerpo, de cada nudo en la espalda, pies y brazos, por cada raspón o torcida de pie, por cada patada y tacazo que me he pegado. No me arrepiento por cada caída desde lo alto al hacer un mal truco. No me arrepiento del dinero gastado en cada vestuario. No me arrepiento de esas horas antes de un show arreglándote para que te veas espléndida. No me arrepiento de los nervios previos a salir a escena. No me arrepiento de todo lo que lloré y luché para hacer lo que amo... No me arrepiento de nada, absolutamente nada, por que sé, que cada momento de lucha, de llanto, de peleas y de dolor, vale la pena al terminar cada show y sentir el aplauso de tu público. A ese, al que le entregaste tu alma bailando y tocaste una parte de su ser... Hoy puedo decir que estoy orgullosa de tener el valor de elegir esta carrera, pese a las contras y trabas que los artistas tenemos a diario.