“No te enamores de una mujer que se ríe o llora haciendo el
amor, que sabe convertir en espíritu su carne; y mucho menos de una que ame la
poesía (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando
una pintura y no sepa vivir sin la música. No te enamores de una mujer a la que
le interese la política y que sea rebelde y vertigue un inmenso horror por las
injusticias. Una a la que no le guste para nada ver televisión. Ni de una mujer
que es bella sin importar las características de su cara y de su cuerpo. No te
enamores de una mujer intensa, lúcida, lúcida e irreverente. No quieras
enamorarte de una mujer así. Porque cuando te enamoras de una mujer como esa,
se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella, de una mujer así, jamás
se regresa.”