Va más allá de una danza… Es sentir y representar la
historia de tu país. Llegar a la conexión máxima con tu personaje, sentir el
dolor y sufrimiento de una guerra. Que te duela en lo más profundo cuando matan
a tu hombre, gritar con todas tus fuerzas y sufrir junto a su cuerpo sin vida.
Pero más, sabiendo que realmente pasó, que no sólo es una danza, que realmente
alguien lo perdió todo y ahora, desde un simple escenario, estar rindiéndole culto
a esos luchadores de la Patria, esos que pelearon cuerpo a cuerpo en una guerra
por defender al país, y a esas mujeres, que quedaban solas peleando por su
casa, por su familia, por sus vidas, esperando a que se termine la guerra para
volver a ver a sus hombres... Muchas mujeres lograban abrazar a sus maridos
cuando la guerra tenía su fin… Pero muchas otras esperaban toda la vida a
alguien que nunca iba a llegar, que dejó su vida en el campo de batalla. Nunca
tuvieron la oportunidad de despedirse y ya no iba a poder ver sus ojos de
nuevo. Esas mujeres hoy están reflejadas en mí. Las represento con respeto y
orgullo. Se me infla el pecho al saber la fortaleza que debían tener al seguir
adelante cuando asesinaron a tu compañero de vida en tus brazos.
Hoy me toca sufrir por ellas, hoy siento la historia
en mi cuerpo, en mi danza.
Ser pobre, sufrir y montonerear.