Hola, soy porotito, Puchuni como me dice la tía, Bastian o
Alma como me dicen mis papis. Todavía no sé qué soy, si soy nena, si soy nene.
Cuando mamá se enteró que estaba en la panza, gritó y lloró, asustada y feliz.
Cuando papá se enteró, gritó, sonrío de felicidad. Cuando la tía supo, le
agarró un mini infarto de felicidad. Cuando el abuelo se enteró, no entendía
nada pero se puso feliz. Y escuché una vocecita por ahí, diciendo ser mi
abuela, que me dijo que alguien me mandó a esta panza en la que estoy por que
estaban algo tristes, no sé por qué, creo que algún día voy a saber, ahora no
entiendo mucho por que soy muy chiquito. También me dijo que, yo llegaba para
poner un poco la casa patas arriba, me dijo que haga lío pero que me porte
bien, que aprenda a caminar pero que no raye los muebles, que no me ponga nada
raro en la boca y que mis papis me abriguen si hace frío. Dice que ella no va a
estar para darme la mema, ni para hacerme dormir en sus brazos, ni siquiera
para darme el chupete cuando llore, ni va a estar salvandome cuando mis papás
me reten; pero que va a estar más cerca de lo que yo pienso, siempre cuidandome
a cada pasito que dé. Todavía no entiendo qué me quiso decir.
Acá estoy, según el señor vestido de blanco en el hospital, tengo tres meses,
me estoy formando. No tengo bracitos ni piernas todavía, como me dicen las
amigas de mamá, soy un porotito. No entiendo. Yo pensé que era una personita.
Como veran, no entiendo mucho todavía, ni siquiera sé si soy un poroto, una
nena, un nene o un Puchuni como dice la tía cada vez que ve la panza de mami.
Pero se que desde que se enteraron que estoy, no paran de contar los días para
que salga.
Comprenme ropita, esperenme con la cuna, que cuando crezcan los primeros rayos
del sol veraniego y llegue el calorcito, voy a salir. Así, en verano como la
abuela, para que en mi cumpleaños también se arme la guerra de espuma.
Ya salgo. Esperenme. Los quiero!