Vivir así, con esa eterna desconfianza, era amar sin la esperanza de ser feliz. Por perdonar y perdonar tantas mentiras me vi arrastrada en la locura de tu vida. Fue milagroso el apartarme de tu lado y de salirme del camino equivocado. Vuelvo otra vez a retomar el buen camino, que por ciego desatino dejé por vos. ¡No te perdono más! Te grita mi conciencia. ¡No te veré jamás! Es esa mi sentencia. ¡No te perdono más! Cerré mi corazón. Inútil es que llames, inútil es que clames de nuevo mi perdón.