"Dios no nos da más carga de lo que podamos soportar."

Hoy fue un día de mierda. Sí, de mierda. Me dieron la peor noticia de mi vida: No puedo bailar más. Tengo un problema en la vértebra lumbar, esta fracturada, es genética, nací así y empeoró a través de los años. Va a seguir empeorando hasta una operación, pero aunque me opere, va a ser un arreglo del momento, por que va a seguir rompiéndose hasta una nueva operación. Así, toda mi vida. Evidentemente, mi cuerpo no estaba preparado para bailar, no se puso de acuerdo con mi corazón. Cuando estaba en el consultorio médico y me dijeron eso, quebré en llanto, intenté no caer demasiado, pero caí y no paré de llorar. Tenía a mis viejos al lado que me calmaron un poco, pero no quise escuchar nada de lo que me decían. Cuando me dieron la noticia, vi caer mis sueños y esperanzas adelante de mis ojos. Todo se rompió. Todos mis años de lucha, todo mi esfuerzo, ¿para qué?, para que una fractura me impidiera hacerlo.
Lloré. Lloré toda la tarde y sigo llorando, más calmada, pero sigo llorando. El futuro que quería para mí, se esfumó en un santiamés. Entre tanto llanto pensé en alguna solución, en algo para lidear con este problema sin quitar la danza de mi vida. Y no encuentro otra opción que seguir adelante con mi vida, con mi carrera, bailando hasta no poder más. Nada ni nadie va impedir mi felicidad. Sé que soy fuerte, superé miles de cosas en mi vida, y puedo superar ésta. Con ejercicios para aguantar el dolor, voy a seguir con la frente en alto y seguir bailando. Prefiero ser feliz un par de años más hasta que mi cuerpo diga basta. No voy a dejar de bailar ahora y empezar a ser infeliz desde temprano. Sé que puedo, por más que tenga que bailar con la columna en la mano, voy a seguir. No me van a sacar la danza, es la razón por la cual me levanto por las mañanas, es la razón por la cual vivo tan feliz.
Yo no sé qué sería de mi sin mi familia y mis amigos. Al saber la noticia corrieron todos a levantarme el ánimo. Mis viejos no me dejaban de abrazar para parar mi llanto, mi hermana me alentaba todo el tiempo, mi amiga dejó de cuidar al hijo para salir corriendo a buscarme y a abrazarme. Mis amigas lloraron conmigo cuando les conté lo que me pasaba, mi mejor amigo me dió miles de palabras hermosas y me dijo que va a ayudarme con los ejercicios para curarme. Otro amigo casi se viene corriendo desde la casa para ayudarme... Se encargaron de hacerme mariconear toda la tarde. A pesar de haber pasado y estar pasando un momento horrendo, estoy feliz de tener personas como ellos en mi vida. Es un orgullo saber que existe personas buenas todavía, y un orgullo saber que son mis amigos y mis familiares. Los amo con mi vida entera, y no tengo palabras para agradecer lo que me dan día a día.
Y bueno, ahora, a aguantarse el dolor, levantar la cabeza y seguir bailando.