“Parecía la chica tranquila con aliento a vainilla y cabellos dorados que jamás habló en voz alta. No dejaba de pensar en los matices de las palabras tan hermosas que él le decía. Parecía la chica incapaz de dañar, inocente, que no dudaría de nadie. Él se quedaba en su alma aún cuando se había ido. Ella apagó la luz de nuevo, con la intención de ir a la cama, le gustaba pensar que despertaría a su lado. Su existencia le encantaba. Parecía enamorada. Parecía la chica a la que se debe proteger, ella pensaba que él era especial. Hablaban de conocerse, reunirse pues estaban lejos. Parecía real, parecía cierto.”